Con pasión y compromiso, mi labor se centra en transformar los paisajes de los Andes antioqueños, fusionando el arte del paisajismo con los principios de la permacultura y la urgencia de la reforestación. Enfrentando desafíos como los extremos cambios climáticos, la inseguridad financiera y los profundos cambios espirituales y de paradigmas planetarios, mi enfoque radica en sembrar la semilla del cambio. Más que una simple práctica, esta misión implica una revolución de pensamiento: abandonar la guadaña del extractivismo para abrazar la siembra de la vida. En este proceso, buscamos no solo proteger nuestras especies nativas y embellecer el paisaje, sino también cultivar alimentos, medicinas y la resiliencia comunitaria. Es hora de convertir la tierra en un santuario, donde cada planta sea un símbolo de esperanza y cada diseño, una obra de regeneración.